lunes, 21 de abril de 2008

Otra vez lunes

Hace una semana fuí a un "restaurante" chino, lo de restaurante es un decir porque aquello parecía de todo menos un restaurante. Fuí despues de meses sin ir a uno, pero una vez más los motamigos me engañarón y acudí.

Me resulta muy dificil llamar a estos establecimientos restaurantes porque parecen de todo menos restaurantes, por eso los llamo locales chinos.

Concretamente este último fue la puntillita que me hacía falta para no pisar uno en años, tenía todo lo que tiene que tener un local chino. Para empezar estaba vacío solo estabamos los motamigos, en el fondo una televisión que emitía un reportaje de lucha al cual no le quitaba ojo un chino del local con el consiguiente miedo que eso me producía.

La decoración ya os la podeís imaginar espejos con marcos dorados, cuadros movidos, mucho y mucho dorado, lamparas o mejor dicho soportes de bombillas, vaya todo lo necesario para que a un diseñador de interiores le de un infarto. A veces me pregunto de donde sacan los adornos pero claro si lo piensas un poco tiene su lógica, lo compran en los chinos. Bueno una vez que asimile donde me había metido llego la hora de pedir, para no arriesgar me pedí un menu del día que incluía una ensalada, arroz y pollo con salsa agridulce.

Era obvio que la camarera china se equivocaría al traer las bebidas. Una vez que tenía la bebida que había pedido desde un principio, trajo la ensalada. La ensalada era muy natural, tan natural que la lechuga más verde no podría estar, entre hoja y hoja de hierba había una viscosidad blanca que se deslizaba de forma desagradable por eso decidí apartar el plato y esperar al arroz. El arroz llegó y llego frio, así que en un acto de cortesía decidí compartir mi arroz con el resto de los motamigos. Deposité toda mi confianza en el pollo, pero fuí mi inocente ya que al verlo se me quito definitivamente todo el hambre que tenía. Cuando pedí el pollo pensé que me traerían pollo y no un conglomerado de trozos de pollo, así que seleccione los trozos que más se parecían a la carne de pollo para engañar un poco al estomago.


Por último , tuve que tomar la decisión mas importante de la noche, ¿flan o helado?


La china me dijo que el flan era casero así que sin dudarlo pedí helado de vainilla. El helado aparentemente parecía normal, pero al probarlo todas mis ilusiones se esfumaron. Poco a poco me fuí animando de mi elección ya que Mónica se pidió uno de fresa y os lo aseguro aquello era un bola de chicles boomer que pena que no tuviera la camara de fotos. Los que pidierón flan no pudieron acabarselo ya que aquello más que flan era gelatina de un color indefinido, menos mal que la china nos trajo unos chupitos para olvidar el sabor de todo aquello, pero para colmo tuve que tomar otra gran decisión en aquella cena aunque reconozco que me lo pusierón fácil tuve que elegir entre licor de manzana o una botella con letras chinas en colores amarillos, sin dudarlo elegí el licor de manzana no sin antes leer la estiqueta en la cual ponía elaborado en España.


Me despido con lo mejor que han inventado los chinos...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso te pasa por un a un chino de "Todo a 1€". Por cierto, Humor Amarillo es japonés, deberías saber la diferencia.

Si es q no tienes remedio...

Anónimo dijo...

Ya decía yo... Demasiado bueno para que fuera chino el humor amarillo.

José Miguel dijo...

Oye, que yo no sólo me tomé mi flan sino que estuve a punto de beberme el de Domínguez... xD